Boeing y Space X llevarán a los astronautas de la NASA a la Estación Espacial Internacional
Los astronautas de la NASA dejarán de depender de las naves rusas
Soyuz para viajar al espacio en 2017.
Boeing y Space X serán las
primeras empresas privadas que les lleven a la Estación Espacial
Internacional (ISS), de modo que la agencia de EEUU podrá centrarse en
preparar el deseado viaje a Marte, previsto para principios de la década
de los años 30.
Así lo ha asegurado esta noche Charles Bolden, director
de la NASA, en una rueda de prensa retransmitida por internet en la que
según se había adelantado, "harían un gran anuncio relacionado con los
lanzamientos de vuelos tripulados en EEUU".
Según
Bolden, la NASA inicia con este paso "lo que promete ser el capítulo
más ambicioso y emocionante de la historia de la exploración espacial".
El director de la agencia considera además que "esta asociación dará a
más personas la oportunidad de experimentar el regocijo de un vuelo
espacial".
Boeing y Space X (Space Exploration Technologies) han sido las
ganadoras del concurso de la NASA para construir naves espaciales.
La primera recibirá 4.200 millones de dólares y la segunda 2.600 millones.
"Es un día emocionante para nosotros", ha declarado el astronauta
Mike Fincke, que ha participado en dos misiones en la Estación Espacial
Internacional (ISS) y ha asistido a la rueda de prensa celebrada en el
Centro Espacial Kennedy de Florida.
Dependencia de los rusos
Los astronautas de la NASA se quedaron sin nave propia para viajar al espacio el 21 de julio de 2011, cuando el transbordador (shuttle) Atlantis completó su última misión y puso fin a la era de los transbordadores.
Estas naves espaciales, que EEUU utilizó durante tres décadas, eran un prodigio de la tecnología aeroespacial, pero también eran muy caras de mantener y sensibles a las averías, como demostraron las tragedias del Columbia y el Challenger, los dos shuttle que hicieron explosión matando a todos los astronautas que viajaban a bordo y conmocionando al país.
Así que el presidente de EEUU, Barack Obama, que no tenía presupuesto
para que la NASA mantuviera la flota de transbordadores y diseñara al
mismo tiempo una nueva nave, optó por cancelar el programa.
Hasta que
estuviera lista la nueva nave espacial, los estadounidenses viajarían en
los vehículos rusos Soyuz y se establecerían más acuerdos con
empresas privadas para incentivar que, bajo la supervisión de la NASA,
desarrollaran naves que transportaran a sus astronautas reduciendo los
costes.
La decisión fue acogida con críticas por algunos astronautas y
congresistas, a los que no hacía ninguna gracia la idea de que una
potencia espacial como EEUU dependiera de los rusos en un sector tan
sensible.El enfrentamiento de EEUU con Rusia a raíz de la reciente crisis de Ucrania ha vuelto a reabrir ese debate.
Fuente: elmundo.es
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